domingo, 1 de julio de 2012

Bem amado fue y es mi telenovela preferida

Bem amado fue y es mi telenovela preferida, aunque la vi hace como 30 años pero aún me quedan grabados en la memoria no sólo los nombres de los protagonistas, sino también su música.

Ésta fue la primera novela producida en colores por la televisión brasileña y la primera telenovela brasileña que se transmitió en Bolivia, lo cual una brecha para ese género que compite hasta ahora con las producciones mexicanas, venezolanas y ahora peruanas.

Esta producción fue realizada en 1973 y cuenta la historia del alcalde Odorico Paraguazú, que tenía la obsesión de inaugurar el cementerio de su pueblo, Sucupira. Sin embargo nadie moría en su pueblo y entonces Odorico planifica muchos complots para causar muertos. Provoca un tiroteo en la plaza principal, intenta llevar al suicidio a un farmacéutico y finalmente contrata a un temido asesino.

De este asesino, Zeca Diabo (Diablo), recuerdo su primera aparición, cuando mata a una persona porque confundió la espuma de su pasta dental con un síntoma de rabia. Con esa aparición, todos los televidentes pensábamos que era un desalmado, pero en el transcurso de la novela conquistó el corazón de los televidentes por su ternura e ingenuidad. Finalmente cumplió su cometido: mató al alcalde, quien fue el que inauguró el cementerio.

En relación a las actuales novelas O bem amado era' tierna.

Existían enredos amorosos, especialmente provocados por un trío de solteronas, Dorotea, Dulcinea y Dudú. Otro personaje era el funcionario llunku del alcalde, Dirceu “mariposa”, pues su obsesión era cazar mariposas.

Pero no era el amor el centro de la novela, sino que en el pueblo de Sucupira se retratan con humor todos los estereotipos de las sociedades corruptas y reprimidas, como los idealistas, los falsos moralistas, las falsas vírgenes.

Las brasileñas favoritas

Cuando vi esta novela tal vez tenía 10 años y me acuerdo que todo se detenía no sólo en mi casa, sino en el barrio entero. Esa sensación de tener a toda la familia unida en sentimientos y emociones también hace que la considere mi novela preferida.

Gracias a esta telenovela decidí ser un poco fiel a las producciones brasileñas y seguí muchas otras. Baila conmigo, que reflejaba mi etapa adolescente y las fiestas. Pecado capital, el sueño de tener de golpe una fortuna y no saber qué hacer con ella. La esclava Isaura nunca la entendí, porque la esclava no era negra. En El clon me sorprendió la imaginación de los productores brasileños. Chocolate con pimienta, una buena ambientación de inicios del siglo XX. El color del pecado era muy chistosa y además actuaba la linda negrita Zezé Motta, que ya estaba en la novela Chica Da Silva.

Hablando de actrices, la única telenovela argentina que vi con agrado fue Rosa de lejos de los años 80. La razón era que en mi pubertad estaba enamorado de la voz de Leonor Benedetto.

Mexicanas y venezolanas

De las mexicanas debí hacer algún seguimiento a unas pocas, especialmente si actuaba Thalía. Me acuerdo como preferidas a El premio mayor, donde admiraba la desfachatez del nuevo rico Huicho Domínguez y la calidad de actriz de Laura León. Esta cantante también apareció en mi otra novela preferida, Dos mujeres un camino, la historia de un camionero que tenía partido el corazón entre la madre de sus hijos y una joven conquista del camino.

De las telenovelas venezolanas no tengo ninguna preferida. Aunque en el trabajo hice seguimiento a Betty la fea obligado porque todas las féminas de la oficina paralizaban su labor por culpa del cuartel de las feas.

También debí ver con algo de asiduidad la telenovela Pedro, el escamoso porque en una discoteca una vez gané un trago de cortesía por bailar “El pirulino”, el baile inventado por el protagonista.

En los últimos años estoy desactualizado en materia de telenovelas, pues les aseguro que no vi ni un capítulo del boom actual en el género. Cuando retome esta costumbre y entreviste a los fanáticos del culebrón, les comentaré mis impresiones.

Cuando vi esta novela tal vez tenía 10 años y me acuerdo que todo se detenía no sólo en mi casa, sino en el barrio entero. Esa sensación de tener a toda la familia unida hace que la considere mi novela preferida.

Marcelo Paredes LastraPatayperro


No hay comentarios:

Publicar un comentario