No se considera ‘esclava’ de las redes sociales, pero aseguró que le interesa todo lo que le escriban sus seguidores en Facebook y en Twitter. “Diles a las niñas que las amo”, les pide a sus nietos, que son los que están atentos con los comentarios.
La mujer que protagonizó El privilegio de amar, como Luciana Duval, y que también hizo de villana en Inocente de ti, dos de las producciones que hicieron que se alzara como mejor actriz protagónica y antagónica en los premios TV y novelas, respectivamente, adelantó que no sabe hasta cuándo seguirá en los escenarios, sin embargo, señaló que no le gusta ver a las personas “morir trabajando”.
Durante el descanso de la obra El cartero, que protagoniza junto al reconocido actor Ignacio López Tarso en el Auditorio Cumbres de Monterrey (México), conversó con Escenas y agradeció a los bolivianos por seguirla desde la pantalla chica.
Ahora está haciendo teatro, ¿qué sucedió con el cine y la televisión?
Hace un buen rato que no hago cine, pero en lo que se refiere a la televisión acabo de hacer Por ella soy Eva, que terminó el año pasado. Ya me tocará, no sé si a fines de este año o el que entra estaré en la TV.
Si tuviera que elegir entre cine, teatro y TV, ¿cuál escogería?
Las cosas se van acomodando con su tiempo. Me presentaron el proyecto de esta obra desde hace más de un año y en ese momento estaba en TV, pues no puedes dejar de hacer una cosa por hacer otra.
A usted la consideran una de las divas mexicanas, ¿qué le parece esta nominación?
Diva no soy. Soy la persona más simple y sencilla. ¡No, no, no…! ¡No soy sencilla! Soy una persona normal. Este título de diva ya resulta ridículo en estos tiempos porque las cosas han cambiado muchísimo, entonces las divas ya no existen.
¿Está al tanto de lo que opinan acerca de usted en las redes sociales?
No me puedo relacionar mucho con las redes sociales porque tengo una vida de trabajo bastante activa y una vida personal de familia. No soy para estar en Twitter y en Facebook. Sé que ahí están (sus seguidores) y les agradezco muchísimo. Mis nietos son los que me dicen: “¡Oye! Pusieron esto”, “¡Oye! Pusieron lo otro”.
Si tuviera que elegir una telenovela que le hubiera gustado mucho protagonizar, ¿cuál sería?
Hay telenovelas que siempre impactan, pero la gente todavía me habla de una que hice en 1977, La venganza, y después está El privilegio de amar (1998-1999), que tuvo una proyección muy grande y allí encarné a un personaje (Luciana Duval), que no era una villana, sino una mujer de la vida real que luchaba entre el amor de su marido y llevar a cabo una carrera, creo que la gente se identificó mucho con todo eso y las mujeres encontraron más al ser humano.
La pasé de maravilla en un montón de telenovelas, conocí mucha gente hermosa. Están Amor real (2003) y Ramona (2000). Me encantó esta última porque los textos eran fantásticos.
¿Por qué cree que las telenovelas mexicanas siguen vigentes?
Pues no sé… no veo telenovelas, solo actúo en ellas. No te puedo responder eso.
¿Qué significan los premios en su carrera?
Obviamente es un reconocimiento a un trabajo. No lo siento merecido, pero otras veces digo: “No me lo dieron cuando me lo merecía”. Tampoco puedo decir: “¡Caramba! Me los merezco todos”.
¿Cómo ha logrado estar exenta de la polémica?
Los tiempos han cambiado, cuando empezaba en esta carrera no existía la prensa amarillista, pero si hubiera sido ahora, quizás habría tenido muchos líos. También se llega a una edad en la que una no tiene nada que decir, ¿qué van a decir de mí? Que me vieron en dónde, en el ‘súper’ comprando o en el cine… es todo lo que van a decir de mí. Estoy felizmente casada con Benjamín Fernández y tengo tres hijos y seis nietos.
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